lunes, 25 de julio de 2016

Prosperidad

Prosperidad es el éxito o el curso favorable de lo que se emprende o acontece. Es una situación propicia para mejorar las situaciones.
La prosperidad viene de la mano de poder hacer, sobre unos cimientos de buena voluntad, algo que nos reconforta.

Cabe aclarar que la prosperidad no solo se refiere al dinero como comúnmente se suele entender la palabra. Así si entendemos prosperidad solamente como tener bienes materiales ganados, sería un baluarte desmedido en relación con los otros sentidos de la palabra prosperidad.
Es fácil ver a gente que se propone tener casas, autos, viajes y los logra...pero se dan cuenta de que no cambió nada su satisfacción por los logros obtenidos, de que no pueden disfrutar en el presente de dichos logros, debido a la ansiedad que tienen de fijarse nuevas metas en el futuro.

En cambio si a la palabra prosperidad se agregan los baluartes de valores humanos y la plenitud de saber que se hacen proyectos con la convicción de que me agrada hacerlos, de disfrutar al hacerlos, como ser próspero en la familia, en seres queridos, en saber poder plasmar las buenas actitudes de amor, en poder reconocer la prosperidad en los talentos de los otros, en poder aceptar y admitir diferencias de opinión, prevaleciendo el respeto para que cada ser prospere es sus proyectos y en miles de formas de prosperar de la humanidad.



Conseguir que la prosperidad sea plena, y así en el transcurso de conseguir los logros, se puede notar que hay muchas mejorías. A veces ver una sonrisa, una carita de emoción por los frutos logrados, son satisfactorios. Ver a muchas personas entusiasmadas en un proyecto, hace que mejore la calidad de vida de cada uno.
Transcribo un cuento sobre prosperidad llamado : "La vaca"

Un maestro de sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar.
Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias.
Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes: una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado.
Entonces se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: "En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?"

El señor calmadamente respondió: "amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo."
El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, luego se despidió y se fue. 
En el medio del camino, volteó hacia su fiel discípulo y le ordenó: "Busque la vaquita, llévela al precipicio de allí enfrente y empújela al barranco."

El joven espantado vio al maestro y le cuestionó sobre el hecho de que la vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia. Más como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujó la vaquita por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante algunos años.
Un bello día el joven agobiado por la culpa resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo, y a medida que se aproximaba al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos, todo habitado, con carro en el garaje de tremenda casa y algunos niños jugando en el jardín.

El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el terreno para sobrevivir, aceleró el paso y llegando allá, fue recibido por un señor muy simpático.
El joven preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años, el señor respondió que seguían viviendo allí. Espantado el joven entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacía algunos años con el maestro.
Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaquita): "¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?"
El señor entusiasmado le respondió: "Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora."
Muchas veces nos conformamos con tener un sustento seguro, aunque este sea limitado y no nos cauce satisfacción… nos olvidamos que la naturaleza y el cosmos son abundancia para nuestro armónico uso.

Lorena Gintautas

lunes, 11 de julio de 2016

En la vida todo llega, todo pasa y todo cambia

Al principio somos como niños ansiosos.
Queremos que todo llegue lo antes posible, soñamos con devorar experiencias, con exprimir la vida.
Más tarde llegan los triunfos, las desilusiones, las piedras en el camino…
No obstante, de eso trata la vida, de avanzar, de asumir cambios y ser humildes en todo ese maravilloso trayecto vital.
¿Quién no ha querido alguna vez que algo llegue lo más pronto posible?
¿Y quién no ha deseado en alguna ocasión que un momento fuera eterno, que el tiempo se detuviera ahí mismo como esas rocas que se alzan firmes en medio del océano?
No importa, porque los buenos momentos siempre se quedarán impresos en nuestra memoria.
El hombre, por así decirlo, está hecho de recuerdos y nos pasamos gran parte del día evocando buenos y malos instantes.
Admitir que nuestra vida discurre un poco más cada día y que avanza con un tic-tac que nadie puede detener, es sin duda algo que nos asusta y que nos obliga a reflexionar.
No obstante, no hay que tener miedo a ese camino, a ese avanzar.
Todos somos breves inquilinos es este mundo imperfecto lleno de cosas maravillosas.
No hay que tenerle miedo a los años, sino a la vida no vivida, a los años vacíos huecos de emociones, de triunfos y por qué no, también de fracasos nunca experimentados.
Esos de los que tanto aprendemos.
Reflexionemos hoy brevemente sobre este avanzar de nuestra existencia, hablemos de esos aspectos permanentes que debemos cuidar cada día para llevar una vida más plena.
En la vida todo cambia, excepto las esencias
En efecto, podríamos decir que en esta vida todo llega, todo pasa y todo cambia.
No obstante, hay algunos elementos que deben ser puntos fijos en nuestro microuniverso particular:
Tu autoestima, tu necesidad por aprender e ilusionarte
El amor, el respeto, la dignidad y nuestra necesidad por cultivar el crecimiento personal, deben ser pilares esenciales en tu día a día.
Veletas que guiar con fuerza y entereza tu camino, sea cual sea.
Hay veces en que en esta extensa aventura vital, declinamos muchos de estos aspectos en favor de otras personas.
Hay quien prioriza en algún momento de su vida a sus parejas hasta tal punto, que se olvida de uno mismo.
Y si bien todo es justificable si los sentimientos son intensos, hay que saber mantener el equilibrio.
Ofrecernos a los demás hasta el punto de olvidar nuestras necesidades, nos hará caer tarde o temprano en la frustración, y por tanto dejaremos de avanzar.
Cuando pierdes tu capacidad por ilusionarte, cuando tus días están aferrados a la preocupación o la insatisfacción, tu vida ha dejado de avanzar.
El peso que acumulas te arraiga ya al sufrimiento.
Respira, relativiza todo lo que te aferra y rompe las cadenas que creas necesarias…
Puede que pienses también que otro aspecto que no debe cambiar a lo largo de nuestra vida, son sin duda los valores.
Bien, sin lugar a dudas existirán esos esquemas básicos que nunca romperemos, como es el respeto a uno mismo y a los demás, la honestidad, la valentía… Ahora bien, dentro de este avanzar vital, todos podemos llegar a hacer pequeños cambios en nuestra personalidad e incluso en nuestra escala de valores de acuerdo a las experiencias vividas.
Y todo será sin duda para bien porque forma parte del proceso de aprendizaje y de crecimiento.
No le tengas miedo a los cambios, son anclas que rompemos para avanzar con un poco más de sabiduría de acuerdo a los actos vividos.
El amor que nos trasciende
El amor que sentimos por los nuestros, por nuestra familia, por nuestra pareja o nuestros hijos, son también puntos fijos en nuestra esencia vital.
Ahora bien, el amor no es una entidad estable en el tiempo.
También el amor se trasforma y se adapta.
Un ejemplo de ello es nuestra propia relación de pareja. Los dos miembros deberán ir adaptando a los cambios vitales que van surgiendo a lo largo del tiempo: los cambios de trabajo, la llegada de los hijos, el equilibrar el crecimiento individual con el crecimiento de la propia pareja.
Todo ello son momentos que van a exigir nuestra dedicación, nuestra sabiduría y la capacidad de ir avanzando siendo dos personas en una misma unidad existencial.
Compartimos esas mismas raíces nutridas por el amor, pero alzamos nuestras ramas personales para seguir creciendo personalmente.
Claves para asumir los cambios con sabiduría – Tú eres la prioridad, el protagonista de tu vida y eres importante dentro de tu mundo.
No te aferres a los miedos o a la indecisión porque a largo plazo, llegará la frustración, el lamento por una vida no vivida. – Nunca dejes de cuidar a ese “niño interior“.
Debes ilusionarte por ti y por la vida, ser espontáneo dentro de toda la sabiduría que has adquirido.
Disfruta de las cosas sencillas, ama, experimenta, atrévete. No te ancles a los errores del pasado ni te alimentes de nostalgias, la vida no espera a quien se detiene en sus propias oscuridades.
La vida busca luz y su propia libertad, permítete crecer con ella, con optimismo, con ilusión y sencillez.

sábado, 9 de julio de 2016

LA LEY DE LAS EXPECTATIVAS LA EXPANSIÓN DE NUESTRA REALIDAD



La Energía sigue al pensamiento; nos movemos hacia, pero no más allá, de lo que podemos imaginar.
Aquello que asumimos, esperamos, o creemos crea y da color a nuestra experiencia.
Expandiendo nuestras más profundas creencias sobre lo que es posible, cambiamos nuestra experiencia de la vida.
Nuestras vidas están moldeadas tanto por nuestras experiencias, como por nuestras expectativas.

Mientras me indicaba, que nos debíamos levantar, para continuar el camino El maestro me dijo.
Lo que ves depende de donde escoges mirar, y dónde miras de lo que esperas ver.
Si crees, por ejemplo, que no se puede confiar en la gente, verás el mundo a través del filtro de estas expectativas y subconscientemente irás en busca de evidencias que apoyen tu forma de ver.

Tus creencias influencian las alternativas que escoges, las direcciones que tomas, incluso los amigos, adversarios, y destino que encuentras.
Tus creencias ponen en movimiento procesos interiores y comportamientos que influyen cómo te mueves, actúas, y sientes.
A unos niveles más sutiles, tus pensamientos incluso afectan el color de tu campo de energía, al cual otra gente responde. Si, por ejemplo, percibes a la gente de alrededor de ti como amigos a los que gustas, estás relajado y expansivo; tu energía y comportamiento los acerca a ti.
Esta es una de las maneras de cómo tus expectativas moldean tu realidad.
Realizar algo es fácil, dijo el maestro, El reto es superar los pensamientos negativos que frenan dicha realización. Antes de realizar cualquier acción, debes ver como ocurre en tu mente.

De igual forma en tu vida diaria, si creas imágenes positivas, circunstancias felices, y resultados exitosos, estos se vuelven reales para tu mente más profunda, la cual a partir de estos pensamientos-forma construye para atraer situaciones afines en vibración a las generadas por tu pensamiento.

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sábado, 2 de julio de 2016

No dejes escapar a las personas que hacen bonito tu mundo...




Las personas que hacen bonito tu mundo son aquellas que permanecen. O sea, quienes te reconfortan, te sacan sonrisas, te sosiegan y te mantienen fuerte ante la vida. Con ellas las relaciones son sólidas, consistentes y leales.

La gente bonita es la sincera, la que aprieta la mano y cuando mira a los ojos llega hasta el corazón. Su sola presencia emociona, porque respetan, porque no juzgan y porque siempre dan la cara. Por eso son las personas que hacen lindo nuestro mundo.

Ten cuidado y no las pierdas, no dejes que se marchen, no las eches de tu vida. No cometas el error de abandonarlas cuanto algo te atormenta o cuando te necesitan. Permanece, perdona y olvida.

Usted me encanta

Hay personas que nos encantan. No por nada en concreto, sino porque nos ofrecen confianza y placidez. Son relaciones que se cultivan en los pequeños detalles, sinceras y verdaderas. Son aquellas que se pueden alimentar con miradas de complicidad y pequeños gestos, pues cada detalle se convierte en una gran obra.

Estos sentimientos suelen ser recíprocos y hay ciertas reglas no escritas que prevalecen entre ellos. Sin embargo, muchas veces se nos olvida que los “te quiero” también hay que pronunciarlos y que la gratitud es el mejor alimento para el alma.

“Al final te das cuenta que lo pequeño siempre es más importante. Las conversaciones a las tres de la mañana, las sonrisas espontáneas, las fotos desastrosas que te hacen reír a carcajadas, los poemas de diez palabras que te sacan una lágrima. Los libros que nadie más conoce y se vuelven tus favoritos, una flor que te pones en el cabello, un café que te tomas solo… Eso es lo que verdaderamente vale la pena; las cosas diminutas que causan emociones gigantescas”.
Entre letras y cafeína

Así es que con frecuencia descuidamos algo tan importante y vital como es la demostración del afecto y la atención a las necesidades afectivas de nuestras parejas en este baile de la vida.

Lo que se descuida, se pierde

Se dice que el amor dura tanto como lo cuidemos y lo cuidamos tanto como lo queremos. Así, si bien somos humanos y a veces cometemos errores que pueden llevar a equívocos en relación de nuestro afecto, lo cierto es que no podemos permitirnos dejar escapar a las personas valiosas.

Tristemente es común que ignoremos a personas importantes por pura desidia, por falta de tiempo o por cierto desinterés teñido de egoísmo. Solemos cometer el error de no dedicar el tiempo necesario a “demostrar” a esas personas lo importantes que son.

Ser digna de amor

Así, también es probable que en algún momento hayamos sentido que alguien nos deja de lado y nos hayamos vuelto locos intentando comprender qué ocurría. Este sufrimiento es innecesario y podemos evitarlo de muchas formas. Veamos algunas:

-Generalmente basta con unas palabras que hagan comprender que la ausencia o la distancia no significan jamás el olvido y que a pesar del “abandono temporal”, la presencia permanece.

– Aún así, demostrar a alguien que nos importa es algo que lleva tiempo y que hay que construir poniendo especial cuidado en que la relación sea saludable y que esté alejada de dependencias y excesos emocionales.

–Cada ladrillo debe estar elaborado con la más absoluta sinceridad; esto es sin egoísmos ni segundas intenciones. Así, tenemos que tener en cuenta de que no debemos crear necesidades, ni siquiera la de la compañía.

-Esto se logra a través de la comunicación y la expresión sincera tanto de nuestros pensamientos como de nuestros sentimientos. Como es natural debemos hacerlo siempre planteando que somos nosotros quienes nos sentimos así, no la persona que tenemos delante la culpable del malestar o, incluso, del bienestar.

O sea, que si te sientes incómodo o incómoda lo plantees sin culpabilizar y comprendiendo que los problemas siempre son de dos. Esto ayudará a que la relación no se enfríe de manera innecesaria y que se fundamente en la confianza y la sinceridad.

–Las relaciones necesitan del tiempo y de las experiencias para nutrirse, sustentarse y crecer. Si dejamos de dedicar tiempo, mostraremos falta de interés y, como consecuencia, alejaremos a aquellas personas imprescindibles.

No podemos dejar escapar a aquellas personas que hacen bonito nuestro mundo. Con ellas podemos ser nosotros en toda nuestra esencia y con total libertad, lo cual es algo tan magnífico como inusual. Por eso, cuida y enriquece tus relaciones, y hazlo siempre desde la más absoluta sinceridad.